Los desafíos van cambiando. Mientras años atrás la iluminación cumplía una función secundaria dentro del diseño de una vivienda, hoy se ha convertido en protagonista, tanto por su importancia en la decoración y creación de ambientes, como por el recibo de la luz a fin de mes.
Por eso, en este artículo veremos qué aspectos de la iluminación hay que tener en cuenta para que tus proyectos no hagan disparar la factura de la luz.
Luz led: una gran aliada
Es bien conocido que las luces led reducen el consumo hasta en un 85%, en comparación a las incandescentes o halógenas.
Si queremos reducir el consumo manteniendo la intensidad de la iluminación, no tenemos que fijarnos en los vatios (W) de una bombilla, sino en sus lúmenes (Lm).
Los vatios corresponden al consumo energético, mientras que los lúmenes son la cantidad de luz que una bombilla puede generar.
Para ver un ejemplo, estas son las cantidades de lúmenes necesarias para diferentes ambientes:
- Para zonas de lectura: Entre 400 y 500 lux (lumen/mt2) tendríamos la luz suficiente para crear una escena adecuada para dicha situación.
- Para zonas de trabajo: las oficinas deben tener una intensidad lumínica de entre 500 y 750 lux para garantizar el confort visual, y una adecuada visibilidad para llevar a cabo el trabajo diario de una forma cómoda.
Iluminación puntual
El papel de la iluminación varía según el ambiente o escena lumínica que queramos crear, y sobre todo, la función que estemos realizando.
Es necesario investigar cuáles son los espacios dónde se hacen tareas específicas, como por ejemplo, la mesa del comedor. Podemos aprovechar esa oportunidad para colocar un punto de luz puntual adaptado para ese sitio y tarea, evitando el desperdicio que significa iluminar una estancia entera.
Otros ejemplos donde podríamos trabajar con la iluminación puntual son áreas de lectura, mesas, escritorios, ducha, etc.
Iluminación inteligente
La iluminación no podía estar ajena a la automatización y control eficiente de los dispositivos.
Cada vez son más los accesorios y desarrollos tendientes a ayudarnos a ahorrar en la factura de la luz generando una iluminación adecuada, y sobre todo, oportuna.
Todos estos dispositivos existentes (y en desarrollo) tienen el objetivo de reducir el consumo y mejorar las prestaciones de la iluminación en el hogar, facilitando la realización de las tareas de forma automática.
Un gran ejemplo, y a un coste muy bajo, son las bombillas inteligentes.
Bombillas inteligentes
Están ganando cada vez más protagonismo gracias a la versatilidad de sus funciones, y el ahorro energético que representan.
Se tratan de bombillas led que pueden conectarse a otros dispositivos (como Alexa, en el caso de Faro) y pueden ser administradas a distancia.
Entre otras cosas, permiten:
- Controlar la potencia y estilo de iluminación.
- Encender y apagar automáticamente mediante sensores.
- Utilizar el mismo tipo de bombilla para diferentes ambientes.
Además, cuentan con la ventaja de una vida útil más larga. Es que al estar basadas en la tecnología LED, son generalmente mucho más eficientes y tienen un consumo energético inferior que las bombillas convencionales.
Sensores de movimiento
Un sensor de movimiento es un dispositivo que, al detectar movimiento en un espacio concreto, pone en marcha un sistema de iluminación encendiendo o apagando las luminarias. Estos suponen un importante ahorro energético, ya que se encienden únicamente cuando es necesario y se apagan solas cuando ya no hay movimiento. Esto resulta especialmente útil en zonas comunes donde no se presta demasiada atención al hecho de apagar las luminarias cuando no se utilizan (como en baños de oficinas, pasillos, etc.).